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En esta nota, Nadia Drubich nos cuenta algunos aspectos sobre su recorrido artístico, sus proyectos y como está transitando esta cuarentena. Además nos adelanta cómo va a ser el cierre de su exhibición “Ting” en nuestro espacio y la publicación que la acompaña. Le enviamos algunas preguntas puntuales y otras de nuestro cuestionario fijo.
Nadia Drubich nació en 1984, en Rafaela. Es Licenciada en Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Mostró dibujos, fotos y performance en diferentes galerías y espacios de Rosario. Organizó “In situ” festival de performance, fue editora de “Laoja”. Realizó clínica de obra con Tulio de Sagastizabal, Hernán Salamanco, actualmente asiste a Proyecto PAC. Desde 2012 vive y trabaja en Buenos Aires. Expuso recientemente en Casa Matienzo, Museo U. Poggi y en el Fondo Nacional de las Artes.
Hola Nadia ¿Cómo va? Comentanos cómo fue tu experiencia de muestra en tu ciudad de origen.
Hola Belén y Renzo, les cuento un poco… todo el proceso de la muestra resultó súper natural, por decirlo de algún modo. Cuando ustedes me hicieron la propuesta elegí trabajar un un grupo de obras que ya tenían unos años pero que nunca había mostrado en la ciudad. Eso me permitió disfrutar más el trabajo porque tenía una distancia, había procesado más la información que tenían esas obras y tenía más claridad de cómo quería que se muestren.
Y en lo afectivo, exhibir en la ciudad donde están tu familia y amigos, te hace sentir más acompañado.
Les contamos al lector o lectora que el día de la inauguración salimos a comer y nos hablaste de tu experiencia de taller con Martín Molinaro en plena adolescencia en la ciudad de Rafaela ¿Qué recuerdos tenés de esas épocas?
Los recuerdos de esos días son muchos porque siempre estábamos haciendo algo nuevo. Creo que Martín y Melisa estaban descubriendo cosas y nos trasladaban toda esa información a nosotros. Algo importante fue un viaje que organizó con los que íbamos al taller. Pasamos un fin de semana a Buenos Aires donde vimos exposiciones geniales, de artistas internacionales como Jannis Kounellis en MNBA o Pierrick Sorin en el Museo de Arte Moderno, y de argentinos como Clorindo Testa, Felipe Noé, pequeñas pinturas de Daniel Roldán, entre otras cosas que nos abrieron a un modo de construcción y de pensar el arte muy distinto a todo lo que podíamos ver en ese momento en Rafaela.
¿Cuáles fueron para vos los espacios de aprendizaje más significativos?
El Liceo Miguel Flores es el primero de la ciudad, junto con el taller de Gabi Culzoni y el de Martín. Después me fui a Rosario a estudiar la carrera de Bellas Artes y tuve grandes profesores en la universidad, como Claudia del Río, en Fotografía Norberto Puzzolo y aprendí mucho de los amigos que hice ahí también.
Todos esos años en Rosario trabajé con Leticia Santa Cruz, organizamos festivales de performance, hicimos una publicaciones, gestionamos muestras y talleres, todo eso fue un gran aprendizaje también.
¿Cómo te llevas con las publicaciones de artistas?¿Qué sentimientos te provoca el hecho de que salga una publicación que recopile parte de tu producción?
Los libros de arte son un objeto de consulta constante, creo que todos los días agarro alguno de mi biblioteca y miro un rato las imágenes. Los libros son un modo de aprendizaje y forman parte del proceso de crear imágenes, hay artistas que me gusta ver por cómo usan el color, otros por la composición, otros por sus gestos, son una herramienta tan importante como la espátula del taller.
En relación a una publicación mía, es la primera que hago, pero en principio la sensación es bastante parecida a realizar una muestra. Ayuda a poder ir hacia cosas nuevas, las publicaciones llevan el trabajo de mirar y revisar mucho, creo que uno agota un interés de un momento y eso hace que se mueva la curiosidad hacia otro lugar. También estoy super ansiosa por poder tenerlo impreso, ¡aún no lo pude ver!
¿Cuál de esos libros que consultás a diario nos recomendarías?
Hay un catálogo que me gusta mucho que compre hace años en el Parque España, en Rosario, de Paula Modersohn Becker y los artistas de Worpswede. Estos días estoy con uno hermoso que tiene toda obra gráfica de Marc Chagall.
¿Qué podés contarle al público sobre tu exposición y tu publicación?
Bueno, creo que es una coincidencia afortunada que esta muestra salga junto con una publicación. Realmente esta serie de trabajos que forman parte de TING las hice mirando libros de historia del arte, de artistas que me gustaban y quería acercarme. Por más que yo hice la carrera de Bellas Artes la pintura en ese momento mucho no me interesaba, quería volver a ver algunos autores.
Creo que son como lo que se llama estudios, o estudios como se me dio un poco la gana.
Contanos cómo venís transitando esta cuarentena en relación a tu producción.
Al principio no me podía concentrar mucho, así que no hice nada y llegó junto con la reciente inauguración que generalmente son momentos raros. Después de pasadas unas semanas fui a buscar materiales y empecé a trabajar en el comedor de mi casa con cosas más orientadas al dibujo. No estoy pudiendo ir a mi taller y pintar con óleo me requiere casi una mudanza.
¿Cómo es el lugar donde producís? ¿Nos envías una foto?
Hace unos años empecé a alquilar un espacio fuera de casa pero cerca, por suerte. Es una habitación en una casa antigua que comparto con otro artista.
¿Con qué artista que ya no habita este mundo te gustaría sentarte a charlar?
Con Raquel Forner.
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